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Sarcoma de Ewing

El Sarcoma de Ewing es el segundo tumor óseo maligno más frecuente después del Osteosarcoma. A diferencia de este último, afecta los huesos del esqueleto axial (columna, costillas, pelvis). Cuando afecta los huesos largos (brazos y piernas) lo hace en zona media del hueso. Ocurre generalmente entre los 10 y los 25 años, y es apenas un poco más común en varones que en mujeres.

Síntomas

El síntoma más común es el dolor intermitente que muchas veces se confunde con traumatismos o “dolores de crecimiento”. Después de un tiempo de dolor aparece la tumoración palpable. Un tercio de los pacientes con este cáncer presentan otros síntomas generales como escalofríos, fiebre, debilidad y pérdida de peso cuando la enfermedad está avanzada, diferente al osteosarcoma. Crece rápidamente y en un tercio de los enfermos la enfermedad se ha esparcido para cuando se diagnostica.

Diagnóstico

El diagnóstico definitivo se hace con una biopsia del hueso afectado. Para determinar si hay metástasis pueden indicarse tomografías de tórax (para ver los pulmones), centellograma (para ver los huesos) y además se debe realizar una punción de médula ósea para buscar la enfermedad. Actualmente se utiliza el PET que detecta la enfermedad avanzada más fácilmente.

Tratamiento

El tratamiento consiste generalmente en la aplicación de quimioterapia para reducir el tamaño del tumor y luego se realiza una cirugía para extraer la parte de hueso afectada. Luego de la cirugía se debe continuar con quimioterapia para disminuir las posibilidades de que la enfermedad vuelva. 

La radioterapia se utiliza para eliminar los restos que puedan haber quedado después de la operación o para combatir metástasis residuales luego de la quimioterapia.

Actualmente el desarrollo de la cirugía ortopédica permite reemplazar la parte enferma del hueso por un implante o por una prótesis metálica en la mayoría de los casos. Cuando el tumor está localizado en un hueso que no se puede operar (por ej., alguna vértebra) la radioterapia puede ser suficiente para controlar la enfermedad sin necesidad de cirugía. 

Cuando la enfermedad está en un solo sitio, el paciente tiene muchas posibilidades de curarse. Y al igual que en otras enfermedades malignas, la situación es más difícil cuanto más avanzada se encuentre.

La rehabilitación física luego de la operación, y el chequeo de las secuelas que pueden haber quedado por los tratamientos, son también son una parte importante de los cuidados que el paciente debe recibir.